martes, 3 de mayo de 2011

Y SE OLVIDÓ DE LA VERDADERA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA

Se dedicó a construir un mundo en el que reine la paz, (pero cambió el mundo por Dios, olvidando que nuestro señor jesucristo dijo: que el no rezaba por el mundo). 

03/05/11


Juan Pablo II nos dejó enseñanzas maravillosas que nos animan a aprenderlas para hacerlas realidad. Fue un hombre que, utilizando su palabra y su accionar, se dedicó a construir un mundo en el cual reine la paz. Cuando el 13 de abril de 1986 el Papa Juan Pablo II visitó la sinagoga de Roma, dijo: “Sois nuestros hermanos predilectos y en cierto modo podría decirse que sois nuestros hermanos mayores”. Esta, su actitud y sus palabras, fueron el sello de su acercamiento casi constante con el otro ser humano, especialmente con los judíos.
Durante la II Guerra ayudó personalmente a muchos judíos perseguidos por el régimen nazi, salvándole la vida y emulando al Patriarca Abraham cuando dialogaba con Dios para salvar a los justos que podrían estar viviendo en Sodoma y Gomorra.
En sus viajes por el mundo, se acercó de corazón a corazón al otro, haciendo realidad que cada ser humano es valioso, único e irrepetible, creado por el Gran Artista a Su imagen y semejanza. Su sola presencia mostraba que el estaba con Dios y Dios en el. Fue un hombre íntegro, cumpliendo con el pasaje bíblico, en el cual Dios le habla a Abraham, Génesis 17:1 “anda en Mis caminos y sé íntegro”.
En sus palabras buscaba crear paz y convivencia, utilizando conceptos básicos como verdad, justicia, amor, libertad. Uno de sus mensajes dice: “La verdad será fundamento de la paz cuando cada individuo tome conciencia rectamente, más que de los propios derechos, también de los propios deberes con los otros”. Su actitud nos recuerda los que dicen nuestros maestros en la Mishna. “Hilel dice: trata de continuar las enseñanza de Aarón que amaba la paz y corría en pos de ella, que amaba a sus semejantes y los acercaba a la Tora”.
Siguiendo las enseñanzas de Juan Pablo II, aprendamos a vivir en paz en lugar de tener razón. Con respeto, invoco la bendición de Dios como está escrito en el libro de Números 6:23/27: “Adonai te bendiga y te proteja. Adonai te ilumine con Su presencia y te agracie. Adonai se torne hacia ti y te conceda la paz”: Amén.


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