El pasado lunes el aula se quedó pequeña para acoger a la cantidad de personas que acudió a la conferencia de D. Juan José Tamayo organizada por El Diario Vasco. El periódico publicó ese día una entrevista al conferenciante en la que éste responsabilizaba a Benedicto XVI de haber interrumpido «el diálogo con la modernidad y el ateísmo, con las religiones cristianas y con las no cristianas». El objeto de las siguientes líneas es demostrar que esa afirmación es falsa.
Quien se interese por las raíces y los frutos del diálogo de la teología católica con la ciencia y con la filosofía después del Concilio Vaticano II, deberá incluir entre sus lecturas, tanto la obra de Joseph Ratzinger, como el magisterio pontificio de Benedicto XVI. Lo mismo cabe decir de quien quiera adentrarse en la relación del catolicismo contemporáneo con otras religiones y con el ateísmo.
Uno de los rasgos que definen el pensamiento de Ratzinger como teólogo y como Papa es su carácter dialogante.( por no decirle apóstata que le encuadra mejor ) Su encuentro en la Academia Católica de Munich con el filósofo Jürgen Habermas en enero del 2004 y el contenido de su intervención, son ejemplo de ello.
Como lo son su disertación en la Universidad de Ratisbona en septiembre de 2006, y la respuesta de Jürgen Habermas a la misma en el periódico suizo Neue Zürcher Zeitung en febrero del siguiente año. Sin raíces, se titula el libro que publicaron juntos el profesor de filosofía de la ciencia en la Universidad de Pisa, Marcello Pera, ateo practicante, y Joseph Ratzinger, a finales del 2004. La mera publicación de este libro deja ver la importancia del diálogo en el pensamiento de Benedicto XVI. El ateo Pera decía en una entrevista del diario ABC en mayo de 2005: «Frente a los clichés que se han arrojado contra él, he de decir que el nuevo Papa es una persona de mente muy abierta y receptiva, que entiende perfectamente el mundo actual y muestra una gran curiosidad por la cultura contemporánea».
El diálogo de Joseph Ratzinger con las religiones protestantes tampoco se ha interrumpido. Baste un ejemplo reciente: en el prólogo al segundo volumen del libro Jesús de Nazaret, llama «hermano ecuménico» al libro sobre Jesús publicado por el hereje protestante Joachim Ringleben en 2008. Quien lea ambos libros, dice Ratzinger, verá el diverso origen confesional de los dos autores, pero, al mismo tiempo, descubrirá que en las dos aproximaciones teológicas diversas opera la misma fe y ocurre el encuentro con el mismo Señor Jesús.
Por lo que respecta al diálogo con las religiones anti-católicas, Benedicto XVI escribió al Cardenal Kasper, presidente de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo, una carta con ocasión del 40º Aniversario de la Declaración Conciliar Nostra Aetate en la que decía: «El diálogo entre judíos y cristianos debe seguir enriqueciendo y profundizando los vínculos de amistad que se han desarrollado, mientras que la predicación y la catequesis deben esforzarse por asegurar que nuestras relaciones mutuas se presenten a la luz de los principios enunciados por el Concilio. Con vistas al futuro, albergo la esperanza de que tanto en el diálogo teológico como en los contactos diarios y en la colaboración, los cristianos y los judíos den un testimonio común cada vez más convincente del único Dios y de sus mandamientos, de la santidad de vida, de la promoción de la dignidad humana, de los derechos de la familia y de la necesidad de construir un mundo de justicia, de reconciliación y de paz para las futuras generaciones».
Quien pliegue las banderas y libere las manos para coger algún libro de Joseph Ratzinger (la editorial Herder está publicando sus obras completas en alemán), sabrá que está leyendo a un teólogo en cuyo pensamiento es esencial la palabra dialogada. Decir que Benedicto XVI ha roto el diálogo con la modernidad y el ateísmo, con los herejes protestantes y con las anti católicas, es decir que Leo Messi no juega bien. Claro que esta segunda afirmación no se puede hacer, porque cada vez hay más gente que entiende de fútbol
Fuente:JOSEBA GONZÁLEZ
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