Viernes, 06 de abril 2012
Colecta del Día: Viernes Santo
¿ EN QUÉ TE HE OFENDIDO?
RESPÓNDEME
RESPÓNDEME
C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al
otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él
y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque
Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando
la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos,
entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que
venia sobre él, se adelanto y les dijo:
+. "¿A quién buscáis?"
C. Le contestaron:
S. "A Jesús, el Nazareno."
C. Les dijo Jesús:
+. "Yo soy."
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al
decirles: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Les
preguntó otra vez:
+. "¿A quién buscáis?"
C. Ellos dijeron:
S. "A Jesús, el Nazareno."
C. Jesús contestó:
+. "Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí,
dejad marchar a éstos."
C. Y así se cumplió lo que había dicho: "No he perdido
a ninguno de los que me diste." Entonces Simón Pedro, que llevaba
una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la
oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+. "Mete la espada en la vaina. El cáliz que me
ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?"
* Llevaron a Jesús primero a Anás
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los
judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque
era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había
dado a los judíos este consejo: "Conviene que muera un solo hombre
por el pueblo." Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este
discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio
del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el
otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo
entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. "¿No eres tú también de los discípulos de ese
hombre?"
C. Él dijo:
S. "No lo soy."
C. Los criados y los guardias habían encendido un
brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con
ellos de pie, calentÁndose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de
sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:
+. "Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he
enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen
todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas
a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben
lo que he dicho yo."
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba
allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. "¿Así contestas al sumo sacerdote?"
C. Jesús respondió:
+. "Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado;
pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?"
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo
sacerdote.
¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le
dijeron:
S. "¿No eres tú también de sus discípulos?"
C. Él lo negó, diciendo:
S. "No lo soy."
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de
aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. "¿No te he visto yo con él en el
huerto?"
C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.
Mi reino no es de este mundo
C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio.
Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en
impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban
ellos, y dijo:
S. "¿Qué acusación presentáis contra este
hombre?"
C. Le contestaron:
S. "Si éste no fuera un malhechor, no te lo
entregaríamos."
C. Pilato les dijo:
S. "Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra
ley."
C. Los judíos le dijeron:
S. "No estamos autorizados para dar muerte a
nadie."
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús,
indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el
pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Jesús le contestó:
+. "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho
otros de mí?"
C. Pilato replicó:
S. "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
sacerdotes te han entregado a mi; ¿que has hecho?"
C. Jesús le contestó:
+. "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino
fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en
manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí."
C. Pilato le dijo:
S. "Conque, ¿tú eres rey?"
C. Jesús le contestó:
+. "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido
y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad escucha mi voz."
C. Pilato le dijo:
S. "Y, ¿qué es la verdad?"
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los
judíos y les dijo:
S. "Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es
costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis
que os suelte al rey de los judíos?"
C. Volvieron a gritar:
S. "A ése no, a Barrabás."
C. El tal Barrabás era un bandido.
* ¡Salve, rey de los judíos!
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y
los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza
y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le
decían:
S. "¡Salve, rey de los judíos!"
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera
y les dijo:
S. "Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis
que no encuentro en él ninguna culpa."
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de
espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. "Aquí lo tenéis."
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los
guardias, gritaron:
S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo
no encuentro culpa en él."
C. Los judíos le contestaron:
S. "Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene
que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios."
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún
más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. "¿De donde eres tú?"
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?"
C. Jesús le contestó:
+. "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si
no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti
tiene un pecado mayor."
¡Fuera, fuera; crucifícalo!
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo,
pero los judíos gritaban:
S. "Si sueltas a ése, no eres amigo del César.
Todo el que se declara rey está contra el César."
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó
afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el
Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la
Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. "Aquí tenéis a vuestro rey."
C. Ellos gritaron:
S. "¡Fuera, fuera; crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "¿A vuestro rey voy a crucificar?"
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. "No tenemos más rey que al César."
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Lo crucificaron, y con él a otros dos
C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió
al sitio llamado "de la Calavera" (que en hebreo se dice
Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y
en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz;
en él estaba escrito: "Jesús, el Nazareno, el rey de los
judíos." Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el
lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y
griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. "No escribas: "El rey de los
judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los
judíos.""
C. Pilato les contestó:
S. "Lo escrito, escrito está."
Se repartieron mis ropas
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron
su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la
túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a
abajo. Y se dijeron:
S. "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a
ver a quién le toca."
C. Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron
mis ropas y echaron a suerte mi túnica". Esto hicieron los soldados.
Ahí tienes a tu hijo. - Ahí tienes a tu madre
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la
hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús,
al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
+. "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
C. Luego, dijo al discípulo:
+. "Ahí tienes a tu madre."
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en
su casa.
Está cumplido
C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había
llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+. "Tengo sed."
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando
una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a
la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+. "Está cumplido."
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
*Todos se arrodillan, y se hace una pausa
Y al punto salió sangre y agua
C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación,
para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel
sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las
piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas
al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar
a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino
que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto
salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es
verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán un
hueso"; y en otro lugar la Escritura dice: "Mirarán al que
atravesaron."
Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas
C. Después de esto, José de Arimatea, que era
discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que
le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue
entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a
verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se
acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde
lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido
enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y
el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
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