lunes, 11 de junio de 2012

COMENTARIO ELEISON


Numéro CCLVI (256)
 
9 de Junio de 2012

EL ARZOBISPO HABLA
Hasta que el Arzobispo Lefebvre finalmente decidió consagrar obispos para la Fraternidad San Pío X en Junio de 1988, él estaba, como todos los Católicos a partir del Vaticano II, en una encrucijada entre la Verdad Católica y la Autoridad Católica que ese Concilio para seguir al mundo moderno, había separado una de otra. Sin embargo, una vez que él hubo tomado tal decisión, que claramente probó haber sido el salvador de la Tradición Católica, fue como si todo en su cabeza nuevamente cayera en su lugar, y nunca más titubeó hasta su muerte dos años y medio más tarde.
Como ejemplo de su claridad mental, esta es una carta que el Arzobispo escribió el 18 de Agosto de 1988 a Don Tomás Aquinas, el joven Prior del monasterio en Brasil que había sido fundado a partir del monasterio Tradicional Benedictino en el sur de Francia, le Barroux, bajo Don Gérard. Ay, a días de las consagraciones en Ecône, Don Gérard había roto con la Fraternidad San Pío X a fin de integrar su monasterio a la Iglesia Conciliar. Esto es lo que el Arzobispo le escribió a Don Tomás:–
“Cómo lamento que haya tenido que partir antes de los acontecimientos del Barroux (la defección de Don Gérard). Hubiese sido más fácil considerar la situación resultante a causa de la desastrosa decisión de Don Gerard. (…)
Don Gerard en su declaración, expone lo que le es concedido y acepta ponerse bajo la obediencia de la Roma modernista, que permanece en el fondo anti-tradicional, lo que motivó mi alejamiento.El quería al mismo tiempo guardar la amistad y el apoyo de los tradicionalistas, lo cual es inconcebible. El nos acusa de “resistencialismo”.Yo le avisé. Mas su decisión ya estaba tomada hacía mucho tiempo, y él no quiso escuchar nuestros consejos.
Las consecuencias ahora son inevitables. No tendremos más ninguna relación con el Barroux y avisamos a todos nuestros fieles para que no ayuden más a una obra que, de aquí en más, está en manos de nuestros enemigos, de los enemigos de Nuestro Señor y de su Reino Universal.Las Hermanas Benedictinas están angustiadas. Ellas me vinieron a ver. Yo les aconsejé lo que le aconsejo igualmente a Vd.: guardar su libertad y rechazar todo lazo con esta Roma modernista.
Don Gérard usa todos los argumentos para paralizar la resistencia. (…)El Padre Tam le dirá a viva voz lo que yo no escribí. Pido a Nuestra Señora que lo ayude en la defensa de la honra de su Divino Hijo.Que Dios lo bendiga y bendiga a su monasterio. Monseñor Marcel Lefebvre.
Consecuentemente, Don Gérard visitó el monasterio en Brasil para que lo siguiera a él en la Nueva Iglesia, pero el joven Don Tomás valientemente se mantuvo firme y, bajo su guía, el monasterio ha permanecido Tradicional desde entonces. ¡Lo que no aparece en la carta es que el Arzobispo realmente alentó a Don Tomás a agrupar a los monjes fieles de le Barroux y echar a Don Gérard!
Tal era la claridad de mente y de voluntad del Arzobispo a partir del momento de las consagraciones episcopales. Uno se pregunta cómo es posible que algunos de sus hijos puedan ahora querer ponerse a sí mismos “bajo la obediencia de la Roma modernista que permanece en el fondo anti-Tradicional”, o bajo un Papa subjetivista que no tiene comprensión posible de la Tradición Católica objetiva. Tal es el poder de la seducción, en aumento a cada momento, del mundo subjetivista que nos rodea. La locura del subjetivismo se ha vuelto tan normal, tan diseminada, que pocas personas la notan ya. “Nuestra ayuda está en el nombre del Señor”.
Kyrie eleison. 

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