Mirando pasar los hechos
Posted: 10 Sep 2012 10:48 AM PDT
CÓLERA
Las
sorpresivas palabras pronunciadas por el Arzobispo de Buenos Aires
resonaron como fuertes chasquidos en la Universidad Católica Argentina
(el 8 de septiembre de 2012). Execraba a los sacerdotes que no bautizan a
hijos de madres solteras. Una omisión desconocida por todos hasta el
momento.
“Éstos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron* (sic)
a la Iglesia”. “Los que apartan al pueblo de Dios de la salvación. Y
esa pobre chica que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo
la valentía de traerlo al mundo…”
Fue la terrible admonición. Y aquí cumple una digresión, para observar
que “remitente” significa “el que envió a la criatura”… ¿Vale decir el
Creador? Y que el neologismo “clericalizaron” deriva de clericalismo, un
término despectivo utilizado por los laicistas para criticar la
influencia religiosa en la sociedad
COTEJO
Todo
produce estupor. Al ventilarse cierta cuestión interna e ignorada,
mientras un silencio espeso cubre el gran escándalo que conmueve a
propios y extraños: El 25 de Agosto —pocos días antes de la aludida
fustigación— fueron bautizados en Buenos Aires dos niños mellizos. Y una
vistosa fotografía, difundida por los medios*, muestra en la basílica
del Santísimo Sacramento, a los felices “padres” posando junto al
sonriente sacerdote revestido ceremonialmente. Cuyo abrazo a la “madre”
registra otra escena…
CONCLUSIONES
Todo
ello reflejaría un acontecimiento jubiloso y ejemplar, si no se
tratara de algo increíble: Los “progenitores” son un famoso líder
transexual y su pareja; los inocentes niños provienen de un vientre
alquilado en Norteamérica. Con lo cual para muchos, queda
“religiosamente” respaldado el matrimonio homosexual y el alquiler de
vientres que propugna la persecución. Y a ojos de no pocos debilitan,
todavía más, las objeciones expresadas en el “aporte orientado a contribuir a la mejor Reforma del Código Civil”; que presentó el presidente de la Comisión Episcopal el 23 de Agosto.
CARTA ABIERTA
Al señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Dr. Ricardo Lorenzetti.
Señor Presidente:
En el periódico “Página 12” (del 26 de agosto de 2012), V.S. ha manifestado que “un
código es una casa, los cimientos y sus paredes son los consensos
básicos, luego, cada uno vive como quiere y disputa dentro de cada
habitación”. Retórica albañila evidentemente ponderativa de la más amplia diversidad conducida por V.S., conforme a sus palabras.
En
dicha ocasión V.S. afirmó que la Conferencia Episcopal apoya la reforma
del Código Civil, haciendo con mesura solamente algunas objeciones.
Pero trascartón acusó de “fanáticos y fundamentalistas”
obviamente a los católicos opuestos en absoluto a esa reforma, por sus
contenidos de inspiración anticristiana y contra natura. No puede
sorprender entonces que se sientan derrumbados. No sólo por el amargo
fruto inmediato del aporte episcopal, ponderado por V.S.; sino también
por el crujido —a causa de sus expresiones inflexibles— de la
espectacular tolerancia edificada frente a los departamentos rufianescos
cercanos a la Corte Suprema.
Con este motivo saludo a V.S. reiterando mis expresiones de sorpresa.
Casimiro Conasco
* v. Revista “Gente”, 28.8.12
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