miércoles, 8 de febrero de 2012

RAZONES PARA NO SER UN K

copiado de Cabildo
ALGUNAS RAZONESPOR LAS CUALES NO SE DEBE SER UN K

RAZONESRELIGIOSAS
  
La primera, y la más elevada de las causas, ha de ser la abiertadesobediencia a Dios y la Santa Madre Iglesia. Un régimen que se manifiestacomo “adversio ad Deum et conversio ad creaturam” esabiertamente pecaminoso, pretendiendo igualar la figura de un soberano humanocon la sempiterna Soberanía Divina.
  
Para un régimen que todo lo justifica, la existencia de unamoral evangélica es un obstáculo para perpetuar sus más terribles fechorías.
  
No quisiera dejar de mencionar un punto capital: es el temorservil de un sector de la Iglesia. No puede comprenderse cómo algunossacerdotes y fieles cristianos suscriben crédulamente este modelo. Porconservar unas mínimas seguridades que les brinda el despotismo K, locontemplan farisaicamente. Otorgando exequias fúnebres al mismo Diablo yrecreando imágenes dantescas, alguna vez presagiadas por Hugo Wast en su novela“666”.
  
RAZONES ECONÓMICASY POLÍTICAS
  
Como una ineludible consecuencia de lo antedicho, la economía yla política se constituyen en los brazos de este rencoroso Leviatán. Como enseñael apotegma: “se presume de lo que, verdaderamente, se adolece”.
  
Desde allí, comprendemos la perentoria necesidad de este régimende incurrir permanentemente en declamaciones por cadena nacional. Todo es pura filfa. “Demagogia y acobrar”, debería ser el lema de su próximo spotpublicitario.
  
Y a toda clase de desparramos, nos hemos ido acostumbrando, unotras otro, sin alzar nuestras voces. Basta abrir, cotidianamente, las páginasde cualquier matutino para enterarnos nuevamente de las inmundicias que brotande sus corazones.

  
RAZONESEDUCATIVAS
  
Entre ellas, la más grave de todas: enseñar que la ilicitud esmedio para alcanzar la justicia. Toma de escuelas (con padres avalando lasmismas); aberrantes explicaciones de “género”(manual de por medio); sistemas educativos que regalan diplomas por el merohecho de no haber aprobado ni siquiera “recreo”. ¿Debo seguir? Tener quehacerlo me resulta realmente vergonzoso. En fin, se regalan planes tecnológicosy computadoras pero jamás una verdadera educación que permita la promoción dela persona humana. Con lo cual, se demuestra una vez más la vacuidad y falaciade lo que, en adelante, optaré por llamar “derechos inhumanos”.
  
RAZONESSOCIALES
  
Hemos escuchado, por allí, algunas opiniones que se referían ala inconsecuencia de este “democrático sistema”. Pues, para nosotros, resultaclaramente lineal y consecuente. El objetivo es reinstaurar “la patriasocialista”. Por eso la proliferación de vagos y malentretenidos. No negamos la pobreza, a la cual, este régimen continuacontribuyendo bastamente. Pero decimos que la misma se supera lejos de losineficaces subsidios pagados con las arcas del Estado.
  
La pobreza que nos rodea no se corrige castigando a los quetrabajan para la construcción de una Nación. Empero, el resentimiento, del queha dado basta muestra el “modelo K”, conduce a la aniquilación total de laclase media trabajadora. ¿No resulta clara la dialéctica destructiva? Deborecordar aquí la legitimación de las uniones homosexuales, u signo diáfano dela decrepitud social instalada. Se destruye la familia, luego vitoreemos, así,al “Padre Estado”.
  
CONCLUSIÓN
  
Seguramente a algunos se les ocurrirán otras muchas razones,hasta continuar y hacer de este simple artículo una gran novela apocalíptica.Mas no es nuestra intención, simplemente pretendemos contribuir al conocimientodel recto criterio.
  
Repitamos que la moral evangélica representa un serio obstáculofrente al proyecto de estos infames. De allí el afán de embestirla convirulencia. Funcionales a tales objetivos, los “K” no han tenido prurito algunoen otorgar personerías jurídicas a multitud de cultos de trasnochados, llevandoasí la cifra a números exorbitantes.
  
En fin, y para ir concluyendo, añádase lo que guste a esteextenso listado. La hipocresía de este “modelo” es tan grande que, por donde selo vea, allí existe una puerta al pecado. Qué proféticas resultaron laspalabras de Dostoievski, en su novela “Los demonios”,cuando decía: “¿Con qué fin se cometieron tantos asesinatos, tantos desmanesy tantas atrocidades?… Con el de socavar sistemáticamente los cimientos delEstado, a fin de destruir sistemáticamente la sociedad y todos sus principios,desmoralizar a todo el mundo y convertirlo todo en un revoltijo, tomar lasriendas de una sociedad tambaleante, enfermiza y deprimida, cínica e incrédula,aunque sedienta y ávida de subsistir y de poseer una idea rectora, enarbolandola bandera de la rebelión y apoyándose en toda una red de quintetos, los cualesoperaban, reclutando prosélitos, recurrían prácticamente a todos losprocedimientos y buscaban todas las fisuras que pudieran ser aprovechadas”.
  
Nuevamente, la profecía se hace realidad.
  
Octavio Guzzi

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