Domingo, 06 de enero 2013
La Adoración de los Magos de Abraham Bloemaert , 1623
Colecta del Día
D eus, qui Hodierna die Unigénitum tuum gentibus stella Duce revelásti: conceder propítius, ut, qui atasco del te cognóvimus ex fide, usque ad contemplándam spéciem tuae celsitúdinis perducámur. Per Dominum eúmdem ...
Colecta del Día: Epifanía
David Werling
De los sermones de San León Magno, papa (Sermón 3 en la Epifanía del Señor, 1-3. 5: PI, 54, 240)
Dios ha manifestado su salvación en todo el mundo
La misericordiosa providencia de Dios,
que ya había decidido venir en los últimos tiempos en ayuda del mundo
que perecía, determinó de antemano la salvación de todos los pueblos
en Cristo.
De estos pueblos se trataba en la descendencia
innumerable que fue en otro tiempo prometida al santo patriarca Abrahán,
descendencia que no sería engendrada por una semilla de carne, sino
por la fecundidad de la fe, descendencia comparada a la multitud de
las estrellas, para quien de este modo el padre de todas las naciones
esperara una posteridad no terrestre, sino celeste.
Así pues, que todos los pueblos vengan
a incorporarse a la familia de los patriarcas, y que los hijos de la
promesa reciban la bendición de la descendencia de Abrahán, a la cual
renuncian los hijos según la carne. Que todas las naciones, en la persona
de los tres Magos, adoren al Autor del universo, y que Dios sea conocido,
no ya sólo en Judea, sino también en el mundo entero, para que por doquier
sea grande su nombre en Israel.
Instruidos en estos misterios de la gracia
divina, queridos míos, celebremos con gozo espiritual el día que es
de nuestras primicias y aquél en que comenzó la salvación de los paganos.
Demos gracias al Dios misericordioso quien, según palabras del Apóstol,
nos ha hecho capaz de compartir la herencia del pueblo santo en la luz;
él nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al
reino de su Hijo querido. Porque, como profetizó Isaías, el pueblo que
caminaba en tinieblas vio una grande; habitaban en tierra de sombras,
y una luz les brilló. También a propósito de ellos dice el propio Isaías
al Señor: Naciones que no te conocían te invocarán, un pueblo que no
te conocía correrá hacia ti.
Abrahán vio este día, y se llenó de alegría,
cuando supo que sus hijos según la fe serían benditos en su descendencia,
a saber, en Cristo, y él se vio a sí mismo, por su fe, como futuro padre
de todos los pueblos, dando gloria a Dios, al persuadirse de que Dios
es capaz de hacer lo que promete.
También David anunciaba este día en los
salmos cuando decía: Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia,
Señor; bendecirán tu nombre; y también: El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia.
Esto se ha realizado, lo sabemos, en el
hecho de que tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos
por una estrella para conocer y adorar al Rey del cielo y de la tierra.
La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra
obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos
servidores de esa gracia que llama a todos los hombres a Cristo.
Animados por este celo, debéis aplicaros,
queridos mios, a seros útiles los unos a los otros, a fin de que brílléis
como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega gracias a
la fe recta y a las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo que,
con Dios Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.
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